Tuesday, February 12, 2008

La dulce espera



En mi imaginación, el mes previo a la boda se me iría quizá en ponerme nerviosa para la fiesta, repasando detalle a detalle el plan para el dichoso sábado 1 de marzo, revisando de arriba abajo la lista de invitados, contando las horas de cada día restante, perdiendo la paciencia por cualquier cosa y cuidando en extremo mi dieta para que el vestido volviera a quedarme tan bien como la última vez que me lo probé (hace como mes y medio), pero la realidad ha sido otra muy distinta. Una tal María Clara (mejor conocida como Marie Claire) se cruzó muy campante en mi camino y ha estado consumiendo mi tiempo, energías y esfuerzo sin piedad desde la Navidad.
Aunque siempre tengo un calendario a la mano y suelo tener muy presentes las fechas, me siento como si alguien hubiera apretado el botón de fast forward. De pronto, sólo faltan unos cuantos días para que llegue el miércoles por la tarde en que saldré de mi oficina para no regresar sino hasta mediados de marzo. De pronto, el pantalón de la pijama se me cae producto de una rigurosa dieta de estrés laboral. De pronto, la lista de pendientes se ha reducido al mínimo y todo parece resolverse solo. De pronto, mucha gente ha empezado a decirme: “Nos vemos en la boda”.
Aunque hoy es uno de esos días en los que de verdad no sé qué me tiene más alterada: la emoción porque la fiesta finalmente está a la vuelta de la esquina o la angustia de que las cosas por resolver en la oficina no cesan de acumularse. O a lo mejor son las dos , sumadas a unas ganas locas porque el 1 de marzo no se extinga tan rápido como, en perspectiva, lo ha hecho casi un año de nuestras vidas. M

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