Sunday, January 13, 2008

La recta final


Los días se consumen en un abrir y cerrar de ojos y finalmente he llegado al punto en el que siento que, con esto de los detalles faltantes para la fiesta, no avanzamos ni media nariz, no importa cuánto nos esforcemos ni cuánto tiempo le dediquemos. Obviamente, faltando mes y medio para el fiestón y recién mudada de trabajo, es algo fatídico para la control freak que me habita: resulta el factor idóneo para hacerme perder la compostura. Entre tantas fechas de pago, transferencias electrónicas, decenas de ajustes en el itinerario de la luna de miel, selección de artículos para la mesa de regalos, reserva de boletos y hoteles, y muchos otros asuntillos, la lista de cosas por resolver no para de ir en aumento. No me haré la imperturbable diciendo que no he estado a punto de caer presa de un ataque de histeria sin regreso (encima nadie me creería), aunque sí puedo decir que, hasta ahora, no me he convertido en una novia capaz de despeinar con un grito al que se me ponga enfrente. Así que mientras escribo listas y listas de pendientes, también ruego porque no llegue al punto de olvidar el NIP de mi tarjeta de débito, como le ha pasado a un par de amigas. Aunque debo decir que con señoritas de El Palacio de Hierro dejando fuera de la mesa de regalos unos Ugly dolls gigantes que nos gustaban para hacerla de cojines en el cuarto de tele y el juego de Scene-it para X-box 360 (porque, dicen, uno no necesita artículos de Juguetería) tampoco se pueden garantizar milagros. ¿Qué ganan con tentar al diablo?, digo yo. M