Monday, October 22, 2007

Alianzas, anillos...


Pero jamás enlaces, como tuve a bien preguntar en una joyería hace unos días. Imaginarán la cara de what que me puso la vendedora, pero acostumbrada como ha de estar a que los clientes tengan todo menos la razón, supo descifrar a lo que me refería.
Y es que, ansiosa como soy, mi siguiente punto en la lista de pendientes para la boda era dar con los anillos de boda adecuados, por lo que en más de una ocasión ahora sí arrastré a Arnulfo para buscarlos. Llevábamos semanas con un modelo en mente, lo habíamos visto ya en el aparador de una tienda y nos los habíamos probado de volada una mañana de domingo. Aunque a los dos nos gustó, una parte de mí no estaba del todo convencida de que fuera el ‘correcto’, pero no dije nada. Mientras Arnulfo daba por resuelta la compra, yo me dediqué a curiosear por cuantas joyerías, catálogos y aparadores se me pusieron enfrente, hasta que terminé por embotarme. Quiso entonces mi ritmo de trabajo que no tuviera tiempo más que para ir a la oficina, medio descansar y, de paso, dejar por un rato el tema en santa paz.
Con la mente despejada (al menos la mía), hace un par de días retomamos el hilo de la búsqueda y nos lanzamos a una tienda nunca antes visitada. La señorita nos mostró una charola repleta de modelos, pero lo mío fue casi, casi ‘amor a primera vista’, porque lo puse en mi dedito, puse el respectivo en el de Arnulfo y dije ¡Yes! Que luego demostrara mi desconocimiento absoluto de las reglas no escritas de una boda, neceando con la señorita que era el mío el que debía llevar grabada la 'M' (como si fuéramos a confundir los anillos por su tamaño), es otra cosa.
Hablo en singular porque, aunque al futuro mareado también le gustó el dichoso modelito, con su franqueza adorablemente demoledora me dijo que como era yo quien sin duda sí lo usaría, tenía un poquito más peso en la decisión. Porque, si a mí me ha costado trabajo hacerme a la idea de usar diario un anillo (por más significado que tenga), a Mr. Las-joyas-me-dan-repelú, ni hablar. Así que hagan sus quinielas: ¿logrará Arnulfo usar el anillo de casado más de dos semanas? Yo digo que, antes de perderlo, me dirá cuánto me ama, pero que prefiere guardarlo en su cajita. M

3 comments:

Anonymous said...

Yo le entro a la quiniela. ¿De cuánto es la apuesta?

Anonymous said...

Ja! Esto de los matrimonios es re curioso, porque acá es mi marido el que no se quita el anillo más que para bañarse y me tiene que andar persiguiendo con el mío para que me lo ponga cuando menos una vez al mes y es una fortuna que no lo haya extraviado aún, porque me la paso jugando con él y cambiándomelo de mano quince veces al día. Total, que el compromiso se lleva puesto con o sin argolla.

Anonymous said...

PRIMOS!!!!!
SE NOTA QUE APENAS TOY LEYENDO TODO EL BLOG???? JEJEJEJEJE ES QUE AQUI ME BLOQUEAN LAS CHOMPIS, HOY TENGO UN POCO DE LIBERTAD NAVEGADORA!!!!!!!! AYER QUE NOS ENSEÑARON SUS ANILLOS, POR UN MOMENTO PENSE QUE SERIAN DE CULEBRA CON INCRUSTACIÓN FALSA DE RUBÍ EN EL OJO,,,,,,,,,,BUSCANDO DARLE EL MERECIDO HOMENAJE A CIERTA PELICULA QUE INSPIRÓ EL NOMBRE DE ESTE BLOG, MUCHAS FELICIDADES MIS QUERIDOS PRIMOS MICKEY Y MALLORY KNOX!!!!!!!!!!!!!!! (P.D: HABRA QUE CATEARLOS UNA HORA ANTES DE LA BODA, NO VAYA SER QUE QUIERAN CELEBRAR A BALAZOS COMO TAN MITICA Y MEMORABLE PAREJA SALIDA DE LA RETORCIDA PERO GENIAL, FRESCA Y ORIGINAL MENTE DE TARANTINO!!!!!!!)