Thursday, August 9, 2007
De ambos dos
Últimamente me he topado mucho con el comentario ése de que la boda es más una fiesta de la novia que del novio, que, al final, es una quien realmente disfruta el numerito. Un comentario que me ha llevado a reflexionar cómo estamos viviendo nosotros el proceso, a pensar cómo viviremos ese día. No voy a decir que somos y seremos la excepción a la regla, pero tampoco puedo decir que soy yo quien tiene la sartén por el mango en este asunto, tampoco que la fiesta esté tomando más forma de mi lado. Y eso es algo de lo que me di cuenta gracias a la perspectiva de un viaje de trabajo.
Cierto que a mí se me da más aquello de la dramatización que a Arnulfo, pero a él lo percibo tan involucrado y emocionado con esto del bodorrio como lo estoy yo. A su modo, me parece que también se sorprende disfrutando del periodo prefiesta. Y puedo decirlo porque de lo que hasta ahora tenemos listo, nada lo he hecho yo sola. Hemos vivido mañanas y tardes de fin de semana memorables seleccionando música ad hoc a nosotros, haciendo cuentas, calculando las botellas necesarias para una borrachera digna, buscando los amenities, sumando o restando invitados… Aunque creo que lo más memorable es que, como pareja, esto de hacerle a los wedding planners nos ha servido para entendernos mejor. A la hora de la hora, puede que sea yo quien suelte sus lagrimitas de cocodrilo (y por ende le saque las correspondientes a amigas y parientes), pero las posibilidades de que ambos disfrutemos la fiesta por igual son altas. O al menos eso pienso teniendo en cuenta que cada uno invitará a igual número de invitados, que los gastos y las tareas han sido parejas y que ambos hemos aportado tiempo, esfuerzo y ánimo, pero, sobre todo, porque la idea de una fiesta surgió, más que como trámite social, con la verdadera intención de celebrar que estamos juntos. M
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