Friday, November 23, 2007

Crónica de mi adiós a la soltería


12:00am Mi último día de soltera inició brindando por los 30 años de una amiga en la Covadonga. La noche se habría acabado pronto de no ser por una espontánea partida de dominó gracias a la cual me dieron las 4am, con ocho whiskys en la cuenta. Demasiado para un jueves en el que eso de ‘mi última salida como soltera’ no era el motivo central de ‘conbebencia’. Además, mi plan era llegar temprano a la oficina y cortar la jornada a medio día; sólo así nos daría tiempo de ir al juzgado a checar los datos del acta. Pero no sé en qué punto entre la Roma y mi casa decidí que simplemente no iba a levantarme. Así de fresca me puse.
10:00am Cuando abrí el ojo, no estaba cruda, tampoco peda, sino en un estado intermedio entre ambas. Un vaso con leche y un (gran) pedazo de pastel de cajeta me alegraron la mañana, en la que el tiempo se me esfumó de las manos. Cuando caí en cuenta, Arnulfo estaba a dos de pasar por mí y yo seguía chateando.
1:40pm En el registro civil, esperando a que corrigieran unos datos (a mi suegro lo habían hecho taxista en vez de taxidermista) estábamos chacoteando sobre todo menos el asunto de la boda, hasta que el ‘Lic.’ de los trámites se sentó frente a nosotros y nos dijo: ‘No, pues ustedes no se ven nerviosos ni nada ¿eh?, comparados con otras parejas’. ‘Es que ya llevamos cinco años viviendo juntos’, le contesté. Y eso le bastó para arrancarse con un superchoro sobre lo difícil del primer año de matrimonio. Yo lo habría tomado como un pre-speech (de a gratis) al de la juez, de no ser porque fue el preámbulo para salirnos con que se acostumbra darle una compensación monetaria a ésta (aparte de lo que pagamos por el trámite, claro). Después de preguntar ‘¿de a cómo?’ y confirmar la hora del chow, nos apuramos en salir. No podíamos más con la risa y la extrañeza del momento. Un momento que me generó mucha emoción cuando Arnulfo me dio uno de los mejores abrazos que me ha dado, no por largo o apretado, sino por espontáneo y muy sentido.
3:00pm Caí profundamente dormida. Nada de resolver pendientes, comer, acudir a citas en el salón de belleza o con la masajista. Sólo la almohada, las cobijas y yo.
6:30pm El hambre fue la única capaz de levantarme, y mientras la casa se apestaba a salmón frito, finalmente llegó la hora de sentarnos a confirmar asistencias, reservaciones, algunas entregas y detalles. Salvo la incertidumbre de si estarían listos los anillos o no para definir si los usaremos a partir de mañana o no, nada era digno de desquicio.
9:45pm A excepción de mi mamá y Arnulfo, toda la gente con la que hoy he cruzado palabra me ha preguntado si estoy nerviosa. Lo cierto es que, faltando menos de doce horas para que mi nombre, firma y huella queden unidas a las de Arnulfo en un acta de matrimonio y con la conciencia de que mi estado civil cambiará de por vida, no lo estoy. De verdad. Lo que sí siento es una emoción creciente, y unas ‘mariposas’ únicas, porque son de certeza, de felicidad, de estar en el momento adecuado con la persona adecuada, de estar plenamente consciente de por qué firmaré mañana.
10:30pm Mientras yo estoy pegada a la compu, escribe y escribe este post, Arnulfo ha brincado de un canal a otro en la tele, tan tranquilo y a gusto como siempre. Al verlo de reojo, pienso que despertaremos juntos el domingo, como lo hemos hecho en los últimos años, quizá algo crudos y con un anillo en nuestras manos (depende de si nos los entregan mañana), y nuestras vidas seguirán su curso cotidiano; la diferencia será que le habremos dado una especie de upgrade a nuestra relación, un upgrade que no tengo palabras para describir. Sólo una enorme sonrisa y ojitos llorosos de alegría. M

Sunday, November 11, 2007

El chasco del anillo


Escoger anillo de matrimonio tampoco es fácil. Entre todas las situaciones que hay que tomar en cuenta, las más importantes son: en dónde los vas a comprar, qué modelo y la medida.
Bueno, pues después de encontrar la tienda, escoger los anillos entre los dos y medírnoslos, la señorita de la tienda muy amablemente se ofreció a llamarnos cuando estuvieran ajustados y grabados (han de saber que cada anillo lleva la inicial de la pareja y la fecha de la boda. No al revés, como Moni creía).Cuando recibí la llamada de la señorita, una semana después, no perdimos tiempo para ir a recogerlos. Muy emocionada, Moni se probó su anillo, que casi-casi se quería llevar puesto; luego me probé el mío y, para desilusión de los dos, me quedó grande. Sobra decir que por un instante me odiaron tanto Moni como la señorita de la tienda: una, porque no pudimos llevarnos los anillos; y la otra, porque iba a tener que mandar a ajustar de nueva cuenta la pieza. Al final salimos de ahí con los dedos vacíos y con la promesa de la señorita de llamarnos cuando estuvieran listos los anillos. Seguimos esperando. A

Thursday, November 8, 2007

Sepan que...


Estaba yo trabajando una mañana de jueves cuando me llamó Arnulfo para preguntarme qué fin de semana antes de que acabara el año prefería casarme por el civil. Por supuesto, casi escupo el agua que estaba tomando. Una cosa es estar hecho a la idea de ‘me caso el año entrante’ y otra muy diferente asimilar el repentino ‘me caso pasado mañana’.
Y es que nuestro plan original era firmar, sólo en compañía de nuestros papás y testigos (que ahora resulta son innecesarios), el acta de matrimonio civil por ahí de febrero. Queríamos organizar un brindis muy simbólico en la casa y después salir a comer. Primero, porque nos pareció que el speech del Sr. Juez no era tan atractivo como para hacerlo el ancla del festejo en marzo. Luego, porque eso de ir y venir de Tepoztlán entre semana para hacer los trámites no resultaba práctico para ninguno.
Hasta ahí, nada sorprendente, pero en nuestro afán de tener todo listo, y también en nuestra absoluta ignorancia, pagamos la cuota correspondiente al matrimonio civil a domicilio hace ya varios meses. Pero hasta hace unos días, cuando por fin logramos llegar en horas hábiles al registro civil, nos enteramos que la vigencia del trámite terminaba el 31 de diciembre. Porque, a partir de 2008, las tarifas son otras y se hace una especie de borrón y cuenta nueva (¿no era obvio?). Nada de devolverte el dinero (un trámite-mito según parece) o abonar la diferencia. No. Nada de eso.
Así que, después de que Arnulfo tuvo que hablar a todos los juzgados de la delegación en la que vivimos y dio con el único juez que casa en fin de semana, debo decirles que, ante la ley, este muchacho y yo seremos marido y mujer en cuestión de días. Valga decir que para semejante ocasión no hay nada listo, salvo mi vestido. Como si mujer shopaholica valiera por dos. Ja. M

Pd. Comparto con ustedes una rebanada virtual del pastel que definitivamente no está invitado al festejo en marzo.