Monday, September 10, 2007

Oh, decepcion



Lo confieso: si algo me emocionaba desde que nos pusimos el disfraz de novios casaderos era darle rienda suelta a mi consumismo más puro, lector de código de barras en mano, seleccionando los artículos para la mesa de regalos (sí, habrá una; no hay forma de renegar de semejante tradición). Era tal mi entusiasmo que hace dos fines de semana, cuando según yo faltaban los rigurosos seis meses para El Día D que piden, ahí estábamos Arnulfo y yo, recién abierto el almacén, para hacer sonar ad nauseum el seductor pit, pit. Pero no contábamos con la amargura del sistema de registro, para el que cuentan los meses, no las fechas; y que se rige bajo la lógica de existencias en almacén (que sólo pueden garantizarte seleccionando tus regalos máximo dos meses antes del bodorrio). Argüidas semejantes explicaciones, era claro que resignarse y esperar era lo único por hacer. Lástima que el ánimo consumista no entienda ni jota de lógica y te haga sentir como niña a la que Santa Claus le trajo todo menos lo requerido. ¡Bu! M

1 comment:

Unknown said...

Ya confiésalo Mon, la realidad es que toda tu vida has estado planeando en el día de tu boda y soñando con el exceso de compras que implicaba... todos lo sabemos, jejeje.